Sirve para disimular tonos morados; por ejemplo ojeras moradas o si tuviésemos un golpe o hematoma de ese color. 

Es un corrector que casi todo el mundo conoce, ya que neutraliza las rojeces, granitos, rosácea, enrojecimientos puntuales de la piel, en las aletas de la nariz... 

El lavanda sirve para contrarrestar tonalidades amarillentas, por ejemplo manchitas leves que tienden a amarillas o la marca de un hematoma cuando se está curando. 

Es un tono que, sobre todo, da luz a zonas oscuras. Podemos usarlo en las ojeras sobre el corrector tono piel para contrarrestar la oscuridad de esa zona y dar más luz a la piel e incluso podemos colocarlo estratégicamente en las zonas del rostro a las que queremos dirigir la atención. Da efecto de piel despierta y descansada. 

Está indicado para contrarestar tonalidades azuladas o grises. Venitas por ejemplo que provocan esa tonalidad en las ojeras. Pero también neutraliza manchas tipo paño color café como las que muchas mujeres desarrollan en el labio superior o por otras partes del rostro debido a cambios hormonales, embarazo, etc. 

La manera de usar este tipo de productos es muy personal y cada una nos manejamos de una manera... Pero os digo como lo hago yo por si os sirve de ayuda. 

Yo aplico cada tono en cada zona y posteriormente aplico unas gotas de maquillaje distribuidas por la piel. 

Una vez aplicados todos estos tonos, comienzo a difuminar, siempre con esponjita de maquillaje para no arrastrar unos tonos a otras zonas del rostro que no se corresponderían. A toques, asiento los tonos y los difumino entre si. Los correctores neutralizan las tonalidades indeseadas y el maquillaje simplemente unifica la piel sin necesidad de cubrir en exceso, haciendo que la cara quede acartonada o poco natural.